[youtube=http://www.youtube.com/watch?v=UyNJSV-PFbk] La noche del sábado último, una celebración de fin de fiestas de carnaval que se llevaba a cabo en el distrito Limeño de Barranco y que contaba con la presencia de vecinos y visitantes de diversas edades fue alterada al promediar las diez de la noche por más de 300 policías quienes, con el uso de varas, escudos y bombas lacrimógenas, al estilo de acciones rompe manifestaciones y como si se tratara de barras bravas y pandillas, buscaron dispersar a los celebrantes, los cuales tuvieron que protegerse del impacto del gas lacrimógeno y de los varazos que la policía repartía a diestra y siniestra. Testigos narraron a los medios lo sucedido y varios videos que registraron los hechos han sido colgados en el Internet. En ellos se puede apreciar la violencia del accionar policial contra los partícipes de una celebración de alegría popular donde el “arma” es el agua y la pintura, la que también se lleva a cabo en otras ciudades del país como manifestaciones del folclore popular así como también en sus respectivas versiones alrededor del mundo. Varias personas, incluso reporteros del diario “El Comercio”, fueron detenidos y conducidos a la Comisaría del sector donde también acudieron numerosas personas a presentar denuncias contra los efectivos policiales que las agredieron. Según la información que se ha difundido, el denominado “Carnaval de Barranco” contaba con autorización municipal, lo que se corroboraría con la participación del Serenazgo del distrito en el evento, lo que haría más inexplicable aún el accionar de la Policía Nacional. Dentro de los afectados se encontraban niños quienes sufrieron los efectos del gas lacrimógeno. Los testigos narraron que la policía irrumpió de improviso en bloque contra los celebrantes portando escudos y varas. Las autoridades Policiales habrían manifestado que la celebración no contaba con autorización, lo que motivó su intervención. Frente a esta noticia, lo que resulta importante mencionar es que aún en el supuesto de que una manifestación pública de tipo folclórica como el Carnaval de Barranco no hubiese contado con autorización para su desarrollo, la Policía Nacional no podía recurrir a la violencia directa para disolverla, menos aún usando varas y gases lacrimógenos como si se tratase de las denominadas barras bravas o de pandillas de delincuentes, con quienes, por cierto, tienen muy poca severidad. El uso de la fuerza debe estar proscrita en estas situaciones y aún en caso de ser necesaria, en el supuesto de que se susciten actos ilegales, debe de atender a criterios de gradualidad y pertinencia, teniendo siempre presente el derecho de las personas a su integridad y seguridad física y psicológica. Si en el caso del Carnaval de Barranco el objetivo de la Policía era dispersar a los asistentes, las formas usadas fueron ilegales  y constituyeron una muestra de ineptitud, por decir lo menos,  en la conducción del operativo por parte de los ejecutantes y de quienes ordenaron la ejecución. No está de más anotar que en el Perú no existe una disposición legal que desarrolle adecuadamente el derecho de todos los peruanos a reunirse pacíficamente en lugares públicos en la que se fijen las mecánicas y condiciones para su ejercicio. Ello, lamentablemente, permite que se susciten situaciones como las narradas líneas arriba. Corresponde a nuestro Congreso Nacional legislar al respecto para proteger adecuadamente un derecho fundamental de corte civil tan importante para la afirmación de la libertad de la persona, sobre todo cuando se avecinan tiempos de campaña electoral política en la cual las manifestaciones públicas son el pan de cada día. También es importante precisar que muchas de las más grandes manifestaciones de folclore popular nacieron de la libre espontaneidad del pueblo, tal es el caso del Carnaval de Rio o los encierros de Pamplona y sin ir muy lejos, el caso de los carnavales de Cajamarca, Huancayo y Arequipa, entre otros. La tolerancia, la libertad personal y la libre expresión del pensamiento y la promoción del folclore popular son características de las sociedades modernas, mientras que la represión y la violencia son manifestaciones de arbitrariedad e injusticia de sistemas dictatoriales. El Perú, luego de haber alcanzado una estabilidad económica aceptable, tiene necesariamente que transformarse en un país moderno y próspero, y su sociedad en una comunidad humana tolerante y abierta. Lamentablemente actos como los narrados impiden que el camino a ellos sea de fácil de transitar. El ordenamiento legal en nuestro país permite a todos los afectados con el ilegal accionar de la policía en el Carnaval de Barranco el poder acudir al Ministerio Público (Fiscalía) a presentar sus denuncias contra los que son responsables de estos arbitrarios sucesos a fin de que se desarrolle una investigación que permita identificar a los responsables de la dirección y ejecución del operativo policial y se les imparta la sanción que el caso amerite. El Ministerio Público mantiene habilitado un portal web donde se puede registrar electrónicamente denuncias por la comisión de algún delito y realizar su seguimiento. El enlace es el siguiente http://www.mpfn.gob.pe/denuncias.php# Los policías involucrados deben ser investigados por el delito de Abuso de Autoridad y Lesiones y, en caso resultar responsables, deberán ser sancionados ejemplarmente. ¡NO A LA VIOLENCIA! ¡NO A LA INTOLERANCIA¡